Alba, secretaria de ASDEPA y miembro del G. S. Picu’l Sol 681 ha tenido la oportunidad de participar en un programa de voluntariado junto a la Asociación Felicidad Sin Fronteras en Marruecos.

Aquí os dejamos cómo Alba nos describe su experiencia:

Me llamo Alba y soy Scouter en el Grupo Scout Picu´l Sol 681 de Asturias. Cuando ASDE se puso en contacto conmigo para dar a conocer nuestra experiencia en el voluntariado con la Asociación Felicidad Sin Fronteras, no sabía ni como empezar. Hemos traído las mochilas cargadas de un montón de recuerdos muy difíciles de transmitir con palabras.

A finales de 2018 vi la publicación sobre el voluntariado, enseguida lo transmití a mi kraal y otras dos scouters (Blanca y Celia) se unieron. Así comenzó la mejor aventura de nuestras vidas.

El 17 de agosto, nos pusimos rumbo a Azrou desde Asturias. En el avión, ya vimos las pañoletas de Pedro, Enrique e Isa del Grupo Scout Delaware. En los controles del aeropuerto de Fez vimos a Fernando, del Grupo Scout Roquenublo 620. Y más tarde conoceríamos a Elena, del Agrupament Escolta i Guia Sant Jaume. Como éramos pocos scouts, nos juntaron con los proyectos no scouts. Esto ayudó a dar a conocer el escultismo y que el resto de personas tuviera una mejor visión de los scouts.

Los proyectos se hacían por las mañanas y se podía participar en tres diferentes: rehabilitación, pintura y lúdico. Nosotras elegimos el proyecto de lúdico y nuestro coordinador era Álvaro (gracias por ayudarnos y coordinarnos así de bien). Lo primero que hacíamos al llegar y después de recibir a los niños/as eran danzas, después juegos varios, un descanso y manualidades o juegos dentro del aula; lo mejor del proyecto era la sonrisa de los niños/as a pesar de la barrera que podía suponer el idioma. 

Después de la primera reunión, los coordinadores nos dieron la oportunidad de pasar por el proyecto de pintura, decorando dos colegios con graffitis, dibujos animados, formas geométricas… y todo aquello que se les ocurriera. Yo tuve la oportunidad de ir dos días al proyecto de rehabilitación y ver la realidad que sufren las familias que tienen niños con algún tipo de problema en esa ciudad, familias que se implican al 100%.

Por las tardes, dependiendo del día, teníamos diferentes actividades: dinámicas de presentación, charlas sobre voluntariado, clases de árabe, clases de gastronomía, partido de baloncesto, visita al zoco, baños en el Hammam… Además, visitamos Ifrane con sus monos; el desierto de Merzouga donde, después de ocho horas de viaje y un baño en unas piscinas en medio del desierto, hicimos una pequeña ruta en camellos a través de las dunas, dormimos en khaimas y charlamos bajo las estrellas; el Rio Oum Er-Rbia con sus “cabañas” alrededor de las gélidas aguas del río donde vivimos uno de los mejores momentos del viaje. 

Las dos semanas de voluntariado se hicieron demasiado cortas ya que se juntaron varias cosas. La Asociación Felicidad sin Fronteras hacía un gran trabajo, los niños/as fueron los que nos enseñaron a nosotros, todos los coordinadores y voluntarios locales no nos podían tratar mejor. Por último, y no por ello menos importante, mencionar a todo el voluntariado que ha participado en la última quincena de agosto; es gratificante saber que, a pesar de ser muy diferentes, fuimos un grupo cohesionado,  y sobretodo lo es por esas personas que nos tocaron el corazóncito (y que ellas sabes quiénes son).

Lo peor de todo, las despedidas a las 3:00 am del último día.

 

Alba Castaño

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